Desde el traslado de la capital del nuevo estado griego por el rey Otón, la ciudad no ha dejado de crecer. Numerosos edificios neoclásicos albergan instituciones oficiales, museos, universidades, etc. Entre ellos, cabe destacar el Parlamento, dominando la plaza Syntagma, centro neurálgico de la ciudad. En su parte delantera se halla el monumento al soldado desconocido, escoltado por las frases de la gloriosa oración fúnebre de Pericles, y por los curiosos soldados con trajes de época, inmóviles pese a las licencias de algunos turistas…
Las olimpiadas del 2004 han creado un nuevo área junto al nuevo estadio olímpico, al norte de la ciudad. También han conseguido reordenar el centro, peatonalizando buena parte de las estrechas calles de los barrios tradicionales. También impulsaron el proyecto del nuevo museo de la Acrópolis, verdadero mastodonte al pie de la colina:
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